Como ya os comente el otro día, este espejo era de mi abuela Encarna, para mi es súper especial porque cada vez que lo miro me recuerda a mi niñez, desde que tengo uso de razón ha estado puesto en su recibidor y me trae unos recuerdos maravillos de mi abuelos, es curioso como pequeños detalles nos trasladan 20 años atrás y me veo jugando con mi abuelo Nicolás al superpoli, al bingo y las cartas o simplemente allí todos tumbados con ellos viendo la mini tele “de botones, por supuesto” jijijiij ¡toda una reliquia! no puedo evitar sonreír al recordarlo…
Bueno, al lió que os voy a aburrir con mi nostalgia,
Este es el susodicho espejo (sin espejo) porque estaba roto, ese es otro cantar.
¿Que necesitamos?
- 1 bote de pintura
- Un rulo poro cero
- Una lija
- Alcohol y un trapo
El color de mi pintura era mezcla de oro y plata, empezamos con un pequeño lijadito, lo limpiamos con alcohol en un trapo y mano de pintura, otro pequeño lijadito y otra mano de pintura, de paso pinte unos jarrones rojos que tenia en la cocina con la misma pintura.
Visita a la cristalería ¡y listo!
Este es un pequeño homenaje que quiero hacerle a mi abuela, no hay un solo día que no piense en ti, te quiero tanto, aunque te hayas ido siempre siempre siempre vivirás en mi corazón.